Las fórmulas presidenciales

(Sobre resultados de una encuesta nacional de CIFRA de junio de 2009: 1.199 entrevistados cara a cara en sus hogares en todo el país entre los días 19 y 22 de junio, con resultados directamente comparables a los de las encuestas anteriores de CIFRA)

Uno de los temas centrales que deberán definirse a partir de la noche del próximo domingo es el de las candidaturas vicepresidenciales de los partidos. Las candidaturas presidenciales serán definidas por la votación del domingo: todo indica que en todos los partidos donde hay competencia los ganadores obtendrán una mayoría absoluta.

¿Cómo se debería elegir el candidato a vicepresidente? ¿La fórmula debería estar formada por el ganador como candidato presidencialseguido por el segundo más votado como candidato a vice? Ësta es una idea generalizada entre los líderes políticos. ¿O el ganador debería elegir su propio candidato a vice, como se hace en las primarias de los EEUU?

Si las alternativas son estas dos, los uruguayos no tienen dudas

Como se ve en la figura, una amplia mayoría absoluta de la población (57%) cree que el ganador debe elegir su propio candidato a vice; sólo un tercio del electorado (32%) cree que la fórmula debería estar integrada directamente por el primero y el segundo más votados en las internas del domingo. La figura muestra también que esta opinión es ampliamente compartida por los votantes de los tres partidos mayores. También es compartida por los votantes de los principales precandidatos presidenciales: los de Astori, Carámbula y Mujica; los de Lacalle, Larrañaga y Bordaberry.

Probablemente dos cosas: la primera, evidente, es que la gente opina que el ganador debe elegir a su vice. No se le debe imponer una candidatura.

Pero esto no significa que el ganador pueda hacer cualquier cosa. El ganador tiene el derecho de elegir su candidato a vice; el electorado tiene el derecho de juzgar esa elección, y luego, en octubre, si así lo desea puede tomar en cuenta la composición de la fórmula. Los candidatos a vice normalmente no son decisivos; pero en elecciones parejas sí pueden serlo.