La política económica actual
En encuestas anteriores (con resultados directamente comparables) y en la última encuesta de CIFRA el texto de la pregunta sobre la política económica fue: “¿Cuál de estas afirmaciones está más cerca de lo que Ud. piensa sobre la política económica del gobierno?”
Y luego se mostraba y leía a los entrevistados una tarjeta con las siguientes opciones:
– En lo esencial es correcta
– Sólo necesita algunos ajustes
– Tiene muchos errores, necesita cambios importantes
– Hay que cambiarla por otra totalmente diferente
Las dos primeras respuestas expresan juicios favorables sobre la política económica, y las dos últimas expresan juicios negativos. Los resultados que se presentan a continuación resumen las respuestas en estas dos categorías.
1. ¿Cómo juzgan los uruguayos la política económica actual?
Favorablemente. Más de la mitad de los uruguayos (55%) se pronuncia a favor de la política económica actual, contra un 42% que la ve negativamente. Sólo un 3% no expresa opinión al respecto. El balance (opiniones positivas menos opiniones negativas) es de 13 puntos porcentuales (Figura 1). El porcentaje de juicios favorables es algo mayor (pero cercano) a la votación recibida por el Frente Amplio en las elecciones presidenciales de 2004.
2. En los últimos años, ¿estas opiniones han cambiado mucho?
Sí. Como se podía esperar, los juicios sobre la política económica recogidos a mediados de la gestión del último gobierno, cerca del punto culminante de la crisis económico-financiera, eran muy negativos. Seis años atrás, en agosto de 2001, el 29% de la población opinaba a favor de la política económica vigente, y el 65% opinaba en contra (balance de -36 puntos porcentuales). Luego del pico de la crisis, en junio de 2003, sólo el 16% de la población opinaba a favor, y el 81% en contra; el balance era muy negativo, de -65 puntos porcentuales (Figura 2).
3. ¿Cómo se dividen las opiniones de la gente? ¿Quiénes están a favor de la política económica, y quiénes están en contra?
Con diferencias en los detalles, en casi todos los grandes grupos sociales y económicos de la población la mayoría está a favor de la política económica. La única excepción importante es la edad: los “abuelos” (los uruguayos de 60 o más años de edad) se pronuncian en contra de la política económica.
Como también se observa en los juicios sobre el impuesto a la renta (IRPF), los dos grandes factores que diferencian los juicios de la población sobre la política económica son “la camiseta” política (las preferencias partidarias e ideológicas) y “el bolsillo” en sentido amplio.
La gran mayoría (70%) de los votantes del partido de gobierno, el Frente Amplio, opinan decididamente a favor de la política económica del gobierno que votaron; sólo 29% se pronuncia en contra. Entre los votantes de los partidos mayores de la oposición, en cambio, las mayorías expresan un juicio negativo: 54% entre los blancos, 65% entre los colorados (Figura 3).
Por “bolsillo” en sentido amplio se entienden aquí los juicios sobre la situación económica actual (del país, de las familias), su evolución reciente y sus perspectivas a corto y mediano plazo, y algunas opiniones sobre temas económicos concretos (como, por ejemplo, el impuesto a la renta). En todos estos casos, como se podía esperar, los juicios favorables sobre la situación económica se asocian a juicios también favorables sobre la política económica, y los juicios negativos se asocian a opiniones contrarias a la política económica. Por ejemplo: entre los que creen que la situación económica actual del país es buena, el 80% se pronuncia a favor de la política económica, y el 17% en contra. El balance es de 63 puntos porcentuales. Entre los que consideran que la situación económica actual del país es mala, en cambio, sólo el 25% opina a favor de la política económica, y el 72% la juzga negativamente. El balance es entonces de – 46 puntos porcentuales (Figura 4).
4. Este conjunto de opiniones, ¿tiene consecuencias políticas?
Sí, naturalmente. Pero todavía no sabemos hacia dónde van las cosas. Los juicios sobre la situación económica se han endurecido, y hoy el apoyo del gobierno se reduce a su electorado. Desde que asumió éste es tal vez su momento más débil. Las perspectivas políticas dependen de la evolución de la situación económica y de cómo esa evolución es vista por el electorado. El partido se está jugando, y de él depende, en buena medida, la suerte del gobierno. Si la situación económica empeora, lo mismo ocurrirá con los juicios sobre la política económica, y el gobierno se debilitará. Si la situación económica mejora, ocurrirá lo contrario.