La gestión del Presidente
2. ¿Cómo está la popularidad personal del Presidente Vázquez?
El Presidente continúa siendo popular: 50% de simpatías y 25% de antipatías, con un balance (simpatías menos antipatías) de 25 puntos porcentuales. Ahora, como al principio de su mandato, su popularidad personal es algo mayor que la aprobación a su gestión: “el hombre es mejor que su obra”. Esto es lo que ocurre normalmente con todos los presidentes uruguayos desde la restauración democrática en adelante.
La Figura 2 muestra que con las simpatías ocurrió algo similar a lo ya visto con los juicios sobre la gestión: un nivel inicial muy alto (69% en abril de 2005), que va descendiendo durante el año siguiente, hasta llegar a 54% en abril de 2006. Luego de esa fecha, y durante un año más (hasta abril de 2007) las simpatías se estabilizan alrededor de 54%, y en los últimos cinco meses disminuyen nuevamente, hasta el 50% registrado ahora en septiembre.
3. ¿Y cómo han evolucionado los juicios sobre la situación económica? ¿Influyen sobre la popularidad personal y sobre la evaluación de la gestión del Presidente?
Influyen, sí, pero no es una influencia siempre directa o “automática”. Como se ve en la Figura 3, durante el primer año de gobierno, mientras la aprobación a la gestión del Presidente y su popularidad personal disminuían, el juicio sobre la situación económica del país mejoraba sistemáticamente (desde 11% en abril de 2005 hasta 28% en abril de 2006).
Esto muestra que la disminución de las aprobaciones y simpatías recibidas por el Presidente durante su primer año de gobiernono se deben a la evolución de la situación económica. Estas caídas fueron las consecuencias “normales” del desgaste de gobernar, porque es imposible satisfacer a todo el mundo durante todo el tiempo. Las “lunas de miel” políticas pueden ser más o menos largas, pero se terminan.
Algo paradójicamente, cuando los juicios sobre la situación económica tienden a estabilizarse entre abril de 2006 y abril de 2007, las aprobaciones y simpatías recibidas por el Presidente también se estabilizan. Este período fue hasta ahora, desde el punto de vista de los uruguayos, la fase “normal” de un buen gobierno del Frente Amplio.
En los últimos meses, en cambio, la población percibe que la situación económica se deteriora, y ese deterioro se refleja paralela y directamente sobre la aprobación de la gestión presidencial (y en menor medida también sobre la popularidad personal del Presidente).
Estas “turbulencias” experimentadas por el gobierno al llegar a la mitad de su período son las más fuertes que se han observado hasta hoy. Marcan un cambio significativo; el apoyo gubernamental hoy está reducido a su electorado (o a porcentajes algo menores, según el indicador que se observe). Desde que asumió éste es tal vez su momento más débil. Pero el partido se está jugando, y todavía es muy temprano para hacer conjeturas sobre la evolución futura de los acontecimientos. Como ya se observó, a mediados de sus primeros y muy exitosos períodos de gobierno tanto Lula como Clinton tenían aprobaciones casi iguales a las recibidas hoy por el Presidente Tabaré Vázquez.